Antiinflamatorios naturales

Antiinflamatorios naturales

Algunas plantas poseen beneficios medicinales, de los cuales se puede sacar un buen provecho. La acción antiinflamatoria que algunas plantas pueden aportar es muy interesante y hay una amplia variedad donde escoger según las necesidades.

 

Harpagofito (Harpagophytum procumbens)

El harpagofito es una planta específica del sur del continente africano, crece silvestre en la sabana del Kalahari (sur de África), Namibia y en la isla de Madagascar. 

Se trata de las plantas que tradicionalmente se han utilizado para el dolor. Desde la antigüedad, la raíz de esta planta ha sido muy estudiada y analizada descubriéndose en ella más de 40 componentes activos entre los que destacan los iridoides y el mayor componente de ellos es el harpagósido, responsable principal de las propiedades de la planta.

La propiedad más estudiada, conocida y contrastada de esta planta es su acción antiinflamatoria, por eso, se recomienda en casos de dolores articulares, reumáticos, artrósicos y artríticos. Reduce de forma notable la sensación de dolor y mejora el movimiento sin aparecer efectos adversos por lo que puede asociarse a otros fármacos antiinflamatorios a fin de reducir la dosis de estos.

 

Uña de gato (Uncaria tomentosa)

La uña de gato crece en las selvas con luz abundante de América del Sur, en países como Perú, Colombia o Bolivia.

Principalmente se utilizan sus raíces y cortezas, los cuales contienen los principios activos que le confieren sus propiedades. 

Entre los principios activos más destacados estarían los numerosos alcaloides que presenta. Estos inhiben la actividad de moléculas pro-inflamatorias y por ello le confieren sus propiedades antiinflamatorias, las más características de la planta. Además, también destacan sus propiedades analgésicas puesto que es una opción a tener en cuenta en problemas articulares como artritis, artrosis o artritis reumatoide. 

Sauce (Salix Alba)

El sauce es un árbol que crece en diferentes zonas templadas del mundo, desde Asia hasta Norteamérica, pasando por el sur de Europa y el norte de África.

Los usos del sauce son diversos, pero en la Antigua Grecia, su utilidad más común era medicinal como analgésico, antiinflamatorio y antifebril.

Esto se debe a uno de sus componentes químicos, presentes sobre todo en la corteza de la planta, la salicina de donde se extrae el ácido salicílico, que es el precursor del ácido acetilsalicílico creado químicamente y conocido como “aspirina”. 

El uso principal es su acción calmante, demostrando ser muy efectivo para tratar y disminuir la fiebre, calmar el dolor de cabeza, los dolores menstruales, los cólicos o las migrañas.

Cúrcuma (Cúrcuma long L.)

La cúrcuma es una planta que tradicionalmente se ha utilizado como especia en la cocina india. La parte utilizada es su raíz, la cual es de un color anaranjado muy característico. Además, de aportar color y sabor como especia en la gastronomía, también destaca como planta medicinal, gracias a los principios activos que contiene. 

La curcumina, un polifenol, es el componente más destacado que le confiere propiedades. Entre ellas destacan propiedades antiinflamatorias, puesto que pueden inhibir la producción de prostaglandinas inflamatorias. 

La cúrcuma es adecuada en casos de procesos articulares inflamatorios u otros trastornos que cursen con inflamación, tales como artritis, síndrome del túnel carpiano o dolor menstrual. 

Árnica (Arnica montana)

El árnica es una planta originaria de Europa Central, que se encuentra en los prados alpinos, en las zonas frías. 

Desde la antigüedad ha sido utilizada para tratar el dolor y tópicamente para evitar la aparición de hematomas, puesto que estimula la circulación sanguínea en la zona donde se aplica, reduciendo la formación de los mismos. 

Además, posee propiedades analgésicas y antiinflamatorias, por lo que es ideal para tratar el dolor de golpes, hinchazones, moretones e incluso problemas de la piel e infecciones. 

 

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