Hambre emocional vs. Hambre fisiológica ¿Sabes diferenciarlas?
Debemos tener en cuenta que no es tan sencillo diferenciar entre los dos tipos de hambre, en realidad, resulta mucho más complejo que una simple diferenciación, ya que ambos tipos se interrelacionan entre sí y las sensaciones se pueden confundir entre ellas. Sin embargo, hablaremos de esta forma diferenciada para que así sea más cómodo distinguir las sensaciones reales de hambre y saciedad, de las emocionales.
¿Qué es el hambre fisiológica?
El hambre es la necesidad fisiológica de comer, como una sensación que sentimos en nuestro estómago cuando este está vacío. El organismo informa al cerebro sobre la situación energética en la que se encuentra y si esta es baja, el cerebro manda información al estómago para que se produzca la sensación de hambre fisiológica.
Esta situación se produce por la necesidad de nutrir el organismo. Es importante a nivel nutricional, tener en cuenta y ser consciente de la sensación de saciedad, pues el estómago se va llenando a medida que comemos, pero la sensación de saciedad no es posible sentirla hasta que no pasan 20 minutos.
¿Qué es el hambre emocional?
En ocasiones, el hambre que sentimos no va ligada a una necesidad fisiológica, sino que las emociones que desarrollamos durante el día condicionan la información que llega al estómago.
Desde que nacemos, la comida siempre ha estado implicada en la educación y cultura, yendo más allá de un simple acto fisiológico de supervivencia.
Comúnmente, los alimentos han servido como premios o castigos, provocando un rechazo o una sensación de bienestar hacia ellos, asociando los sentimientos y las emociones a unos alimentos u otros. Estas situaciones hacen que nos alejemos del hambre fisiológica, creando antojos a alimentos concretos y específicos, y en la mayoría de los casos son alimentos que normalmente tenemos prohibidos (comida rápida, dulces…). Esta sensación de hambre encaja con el hambre emocional, ya que está directamente ligada con el estado emocional que sentimos y no con el estado energético en el que se encuentra nuestro organismo.
El hambre emocional, siempre suele estar ligada a los sentidos, ya que la vista y el olfato influyen en la elección de los alimentos, puesto que en ocasiones no podemos resistirnos a la bonita decoración de la comida.
¿Cómo distinguir el tipo de hambre que sentimos?
Para poder diferenciar entre los dos tipos de hambre, podemos hacernos una serie de preguntas, y así reconocer cuál de las dos es la que sentimos en ese momento.
- ¿Las ganas de comer han aparecido de repente? Cuando el hambre es fisiológica, la sensación de hambre aparece de forma gradual. Sin embargo, cuando hablamos de hambre emocional, sentimos una necesidad repentina de comer, y debe ser cubierta lo antes posible.
- ¿Se pueden posponer las ganas de comer? Si se pueden posponer significa que es hambre fisiológica, ya que podemos esperar unos minutos, incluso horas hasta la siguiente comida, mientras el hambre irá aumentando progresivamente. Por el contrario, si sentimos un deseo enorme de comer un alimento específico, estaríamos hablando de hambre emocional. Además, si no disponemos de ese alimento específico, la respuesta es comer lo que tengamos más a mano, pero sin quedarnos satisfechos, ya que no hemos comido lo que verdaderamente queríamos.
- ¿Te sientes saciado cuando has acabado de comer? Normalmente, cuando el hambre es fisiológica nos sentimos saciados y satisfechos con la comida que hemos ingerido y el hambre desaparece. En cambio, cuando el hambre es emocional, aunque hayamos comido lo suficiente para llenarnos, no estaremos satisfechos y la sensación de hambre continuará.
Es importante aprender a diferenciar los dos tipos de hambre, ya que en ocasiones, cuando el hambre emocional está frecuentemente presente en nuestro día a día podemos llegar a desarrollar trastornos de la conducta alimentaria. Esto se debe a que cuando intentamos saciar el hambre emocional siempre suele ser con alimentos que nos prohibimos, con grandes cantidades de comida y comiendo excesivamente rápido.
Por ello, debemos intentar reconocer y ser conscientes en todo momento del tipo de hambre que tenemos en el momento y controlar la situación lo mejor posible.
Lo más recomendable cuando queremos solucionar los problemas con la comida es acudir a un profesional para un asesoramiento completo y personalizado.
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