Cuidar la piel es imprescindible ¡La piel tiene memoria!
La piel es el órgano más grande y visible del cuerpo, además de ser el único que está expuesto directa y constantemente al exterior. Es un órgano protector, ya que se encuentra en la primera línea de defensa contra agentes externos como la temperatura, el aire o las bacterias, entre otros. A través de ella podemos sentir muchos estímulos, al ser tan sensible es capaz de percibir y reconocer hasta los estímulos más ligeros.
Cuando la piel está sana y equilibrada, participa en la producción de vitamina D, control de la temperatura y mantenimiento del equilibrio de líquidos. Sin embargo, su aspecto va cambiando según las necesidades de cada persona o según la edad, puesto que es un reflejo de la salud física y mental, pudiendo reflejar algunas enfermedades internas a través de cambios en el color, textura, aparición de granos o manchas.
¿Qué es la piel?
La piel, es un órgano dinámico y en continuo cambio que se estructura en 3 capas, epidermis, dermis y tejido subcutáneo. La epidermis es la capa más externa, la cual está cubierta por una emulsión de agua y lípidos denominada película hidrolipídica. Esta película se mantiene saludable gracias a las secreciones de las glándulas sudoríparas y sebáceas, manteniendo la piel flexible y actuando como barrera adicional frente a bacterias y hongos.
En esta capa externa también encontramos microorganismos afines a la piel, conocidos como flora cutánea.
¿Qué es la flora cutánea?
En el organismo habitan de manera habitual un gran número de microorganismos, los cuales están agrupados por comunidades en diferentes partes, como en las mucosas o la piel.
A las comunidades de microorganismos que residen en la piel se les denomina flora o microbiota cutánea. En condiciones normales, estas comunidades que habitan en la piel, se mantienen en equilibrio sin causar infecciones, ni dañar el organismo, conviviendo en armonía con las personas. Además de convivir en sintonía, la microbiota cutánea protege el organismo contra infecciones causadas por patógenos, siendo así un mecanismo más de defensa contra agentes externos.
Los microorganismos difieren según la zona del cuerpo, ya que cada una de ellas varía en cuanto al grosor de la piel, el número y tamaño de los pliegues o el pH.
Factores que influyen sobre la microbiota cutánea
Otros factores que influyen en la composición y salud de la microbiota cutánea son personales. Por ejemplo, son factores influyentes la edad, el sexo, la raza, el estado del sistema inmunológico, la hidratación de la piel, los hábitos de higiene y lavado de la piel, incluso la manera de vestir… También influirá el tipo de fármacos que se usen o los productos para cuidarla, como cremas, aceites…
Las condiciones ambientales también regulan en gran medida la composición de la microbiota sobre la piel. La humedad, la temperatura y el tiempo de exposición a los rayos del sol pueden interferir en el crecimiento de las bacterias de la piel.
Factores que alteran la microbiota cutánea
Existen factores que directa o indirectamente, pueden romper el equilibrio de la microbiota cutánea con la piel, como seguir una dieta desequilibrada, rica en grasas o azúcares, o la toma de antibióticos. También las condiciones sanitarias, la contaminación, el estrés o los hábitos de higiene pueden alterar el equilibrio de la microbiota cutánea. Por ejemplo, el exceso de lavado puede alterar el pH de la piel, así como el uso de cualquier jabón, crema, maquillaje, perfume o producto que irrite la piel. De esta forma, microorganismos que no dañan la piel, pueden convertirse en patógenos y provocar infecciones u otros problemas cutáneos.
Cuando la barrera defensiva de la piel y la microbiota cutánea se debilitan los patógenos se instalarán con mayor facilidad produciendo inflamación e infección a corto plazo y, envejecimiento a largo plazo. Por esta razón debemos cuidar y proteger la piel de la mejor forma.
Sin embargo, siempre debemos tener en cuenta que solamente con restaurar la barrera cutánea no es suficiente, ya que también debemos cuidar y equilibrar la microbiota cutánea, pues si el desequilibrio perdura, los síntomas de deshidratación y sensibilidad aparecen de nuevo e incluso pueden agravarse.
Se ha demostrado que los ingredientes prebióticos ayudan a restablecer y equilibrar la microbiota cutánea. Los prebióticos son sustancias que favorecen el crecimiento de la microbiota, puesto que les sirven de alimento, de esta forma se consigue reducir la proliferación de bacterias no beneficiosas o patógenas.
Y también, aumentan directamente la actividad y el crecimiento de la microbiota cutánea, manteniéndola saludable y limitando el desarrollo de bacterias patógenas. Dichos beneficios estarían relacionados con la regulación de su sistema inmunológico, proporcionando además, efectos terapéuticos en patologías inflamatorias de la piel.
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