Pérdida de peso saludable, un proceso largo pero eficaz
Las dietas que prometen perder peso en un tiempo récord suelen ser muy llamativas y el camino rápido cuando se necesita hacer una pérdida de peso. Pero… ¿Son realmente efectivas? ¿Es saludable el proceso que siguen?
Una pérdida de peso a corto plazo, para que funcione, comporta un cambio de hábitos brusco y muy estricto, al que las personas que lo realizan no están acostumbradas. Es por ello que normalmente no es posible aguantar mucho tiempo con los nuevos hábitos adoptados, por lo que se acaba por dejar la dieta.
Además, si se tiene en cuenta que al volver a adoptar los hábitos anteriores cabe la posibilidad de que aparezca un efecto rebote, el cual suele aparecer en un 95% de los casos, donde se vuelve a recuperar el peso perdido, el proceso no habrá servido de nada.
¿Qué es el efecto rebote?
El organismo está adaptado para mantener las reservas de grasa corporal, lo que ayuda a sobrevivir en periodos de escasez de alimentos. Al reducir la intesta, se ponen en marcha mecanismos hormonales y metabólicos para que, al aumentar aunque solo sea un poco las calorías, se vuelva a recuperar las reservas de grasa y por tanto el peso perdido. Es por ello que cuando sometemos al organismo a una pérdida de peso brusca, el metabolismo enlentece intentado mantener las reservas de grasa, y cuando se retoma la ingesta de calorías adecuada, se asimila mayor cantidad de calorías.
Pérdida de peso saludable, ¿cómo?
Por estas razones la clave para perder peso de forma saludable y sin volver a recuperarlo no está marcada en ninguna dieta, sino que es un proceso de cambio de hábitos individualizados, en el que se adoptan unas rutinas saludables, aprendiendo a comer e impulsando una vida activa. Este proceso es largo y no se consigue en un par de meses, pero los resultados se mantienen a lo largo del tiempo.
No se trata de estar pendiente de contar calorías, puesto que puede que no sea una buena estrategia, es más adecuado y recomendable fijarse en el valor nutricional de los alimentos que ingerimos.
Está claro que dentro de un estilo de vida saludable uno va a permitirse más de un capricho gastronómico, pero mantener el peso igual requiere tener conciencia de la ingesta de calorías. Los periodos cortos de ingesta excesiva de calorías, pueden ser más que suficientes para provocar un aumento de peso. De hecho, hay evidencias de que esos kilos de más que se acumulan al relajarnos durante las vacaciones de verano o en Navidades se mantienen durante el resto del año.
El objetivo del cambio es conseguir unos hábitos saludables para mantenerlos a lo largo del tiempo, previniendo las posibles complicaciones que puede conllevar el sobrepeso o la obesidad, consiguiendo un estado de salud óptimo.
Un plan alimentario equilibrado y el ejercicio físico diario van a conllevar un aumento del gasto energético y consecuentemente una pérdida de peso saludable.
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